
Pero eso no es problema de Stuart Hughes, diseñador británico que elabora gadgets “a medida”, ya sea bañándolos en oro o incrustándoles diamantes, como ya hemos visto antes. En este caso, un multimillonario empresario australiano rompió el chanchito para encargar dos ejemplares del último dispositivo de Apple; cada uno con más de 500 diamantes que totalizan más de 100 quilates, otros tantos de extrema exclusividad y recubierto con oro rosado en su parte posterior (que también cuenta con el logo de Apple hecho en 53 diamantes más).
Bueno y la caja no podía ser menos: hecha en un solo bloque de granito rosado, de siete kilos…
Así ya se ganó el título de “el teléfono más caro del mundo”, pero veremos con Hughes cuánto demora en ser destronado…