Las chicas lo vivimos todo el tiempo: una manicura hermosa que al primer roce con las llaves o con el cuero del bolso se empieza a caer a pedazos, pero para los chicos la impotencia de algo recién hecho cuyo color empieza a astillarse sí que es novedad y les viene de la mano del HTC One S, un móvil que ha sido objeto de comentarios en la Red dado que su cubierta, con un tratamiento especial que la deja de cerámica, se escama al poco tiempo de uso, muy contrariamente a la promesa de ser más guerrera que muchas de acero inoxidable, ¡já!Y, como con todo en esta vida, con los errores empiezan a aparecer las excusas: se dice que el fenómeno de la carcaza prematuramente destrozada pudiera deberse a una especie de bisel que hay en la zona del teléfono que sufre este desagradable desgaste. Ahora bien, todos los que hemos tenido un móvil, una consola y hasta el mismísimo control remoto del televisor sabemos que hay partes que se borran, pelan o abollan con el tiempo.
Lo que es inaceptable, es que el tiempo sea tan breve.
Lo que es aún peor es que justo esta debilidad en la confección del equipo haya sido uno de sus argumentos de venta.
Esta sería una de las primeras veces que HTC pasa un bochorno por el acabado de sus equipos, sin embargo, podría no ser la última a menos que se avispen y corrijan los detalles que están haciendo molestar a más de un usuario que saldrá, en cuanto pueda, a por un móvil de otra marca, sobre todo porque en la era de los teléfonos inteligentes nos hemos acostumbrado a apreciar, junto a la función, la forma de nuestros terminales.
HTC debe cuidarse mucho pues atrás quedaron los años en que un teléfono en mal estado estaba “bueno” mientras llamase. Ya hemos superado, pues, la época en la que remendábamos nuestros fieles Nokia “candy bar” con un elástico y mucha cinta pegante. Hoy por hoy el móvil habla de nosotros como de nosotros habla el cuello de la camisa que llevamos puesta, así que llevarlo como la pared más sucia del pueblo definitivamente no es una opción.
